Desde 1940 no hay plaga
Las primeras noticias de devastaciones producidas por la langosta, datan de 1584, siendo las mayores plagas las de 1922-1923 y las de 1939-1940. En la década de los noventa, como “plaga”, la langosta ya no era un peligro en España. Pero por ello, no se podía dejar de controlar y vigilar. Se tenía que conseguir que no apareciera la temida “fase gregaria” (la plaga) y se quedara en “fase solitaria”.
En Extremadura existen dos zonas en las que las langostas están en fase solitaria: La Serena y los Llanos de Cáceres. El control de estas comarcas es fundamental, ya que en caso de producirse una plaga, se podrían afectar extensas áreas de toda España.
La langosta marroquí
De entre los ortópteros que viven en los llanos de Extremadura, la langosta marroquí (Dociostaurus maroccanus) es el único que se puede convertir en un peligro para los cultivos.
En la langosta marroquí hay dos fases: la “solitaria”, que se establece bajo condiciones de ambiente normales, y la “gregaria” que se asocia en número extraordinario desde el nacimiento. En la fase solitaria la proporción de machos/hembra es de 1/1. En la fase gregaria, de 1/10. En la fase solitaria una hembra produce un solo canuto de unos 30 huevos. En la gregaria, una media de cuatro canutos de 30 huevos cada uno. Las langostas gregarias emigran en bandos de incontable número, provocando “PLAGAS”, mientras que en la fase solitaria no emprenden vuelos en grandes masas, causando daños muy localizados.
¿Pero qué es una plaga de langostas? Pues si hay algo que está suficientemente claro para la comunidad científica es que para catalogar una plaga de langostas no se podía utilizar la densidad de ortópteros por metro cuadrado. Para definir una plaga de langostas es preciso utilizar parámetros bioquímicos y de coloración.
Hay “plaga”, es decir, fase gregaria de la langosta, cuando el índice élitro/fémur de los machos es mayor de 1´39 y en las hembras, de 1´70; cuando el élitro es mayor que el fémur en el 75% y el ala mayor que el fémur en el 60%. Además, las langostas en la fase gregaria tienen las mandíbulas negras, mientras en la solitaria, claras. Por otro lado, la transformación de la fase solitaria a gregaria no es repentina, sino que dura dos o más años, obedeciendo a circunstancias ambientales, por lo que se puede prever.
La lucha contra la langosta
El método principal y casi exclusivo de lucha contra la langosta en los llanos extremeños fue la fumigación desde avionetas con malathion. Este compuesto químico es un insecticida no sistémico con actividad acaricida. Por sus características metabólicas, distintas en insectos y en animales de sangre caliente, es de baja toxicidad para mamíferos. Su persistencia es corta o moderada y actúa fundamentalmente sobre los dípteros, hemípteros y larvas de lepidópteros, actuando principalmente por contacto directo. Unos desajustes fuertes del metabolismo hídrico y la extravasación de hemolinfa por la boca, contribuyen a la incidencia letal (Heitefuss, 1975; Linan y Vicente, 1981). La toxicidad apícola del malathion era muy alta y su toxicidad para los peces, también (DL 50 de 0´070 ppm, Weber 1977, en Moll 1980).
Pero, ¿afecta el malathion a las aves? Pues, sin duda, sí, a pesar de opiniones sin base técnica ni científica.
El malathion afecta a las aves de dos formas:
- Directamente, ya que a determinadas concentraciones es tóxico para los pollos de corta edad.
- Indirectamente, ya que deja a las aves adultas y, sobre todo a sus pollos, sin alimento, en la época más crítica de su desarrollo.
Y no se trata sólo de avutardas, sisones, cigüeñas blancas y cernícalos primillas. También de perdices, especie tan apreciada por los cazadores: una de las principales causas de su disminución ha sido… el malathion.
Y a todo esto habría que añadir las molestias ocasionadas por las avionetas, que al sobrevolar los llanos extremeños, espantaban a los adultos de diferentes especies, que en muchos casos morían al chocar con tendidos eléctricos y alambradas.
No les faltaba razón a los agricultores cuando pedían que se controlara la población de langostas y la Junta de Extremadura tenía también razón cuando adjudicaba a los agricultores la responsabilidad principal de luchar contra este ortóptero. Pero bastaba que se cumpliera la legislación vigente entonces y que se protegiera a las aves y sus hábitats.
Pero más del 70% de los agricultores no realizaba los tratamientos en las fases iniciales del desarrollo de la langosta marroquí, que era cuando mejor se podía controlar. Si se hubiera hecho, no habría problema.
Además, la Consejería de Agricultura, que no velaba adecuadamente para que se llevara a cabo la obligatoriedad de la prevención de daños producidos por la langosta, no ayudaba a aquellos agricultores responsables que sí efectuaban labores preventivas.
¿Había alternativas a las fumigaciones?
Pues claro que sí, pero los “técnicos” de la Consejería de Agricultura las ignoraban o no las querían aplicar:
- Labores de invierno: la roturación profunda entierra el canuto e impide la salida de las larvas y la superficial hace morir al germen por heladas o desecación.
- Trochas de zinc: con grandes planchas de zinc se cortaba el paso a las langostas en fase de ninfas, y una vez amontonadas, se quemaban.
- Lucha biológica: hay insectos que son enemigos de las langostas, tales como el díptero Glossista infuscata, el escarabajo Trichodes amnios o el saltamontes Decticus albifrons, y aves, como las avutardas, sisones, cigüeñas, etcétera, que comen langostas… por millones.
- Y por último, el tratamiento terrestre: en las fases iniciales del desarrollo de la langosta, se pueden aplicar localmente productos químicos autorizados sin incidencia sobre las aves, sobre las manchas y cordones de estos ortópteros. Con muy buenos resultados.
En 1994 se acabó con las fumigaciones aéreas con malathion.
Desde 1940 no hay una plaga de langostas en Extremadura.
Desde 1940 no hay fase gregaria de langosta en Extremadura y por consiguiente, no ha vuelto a haber PLAGA.
La vigilancia en los Llanos de Cáceres y en La Serena, las labores preventivas agrarias, los tratamientos terrestres y la potenciación de la lucha biológica son la clave para evitar una posible PLAGA.
FONDENEX califica como excelente la organización y desarrollo de la campaña contra la langosta marroquí llevada a cabo en los últimos años por la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura. Lo bien hecho, debe ser reconocido.
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FONDENEX (Fondo para la Defensa del Patrimonio Natural y Cultural de Extremadura)
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