Phytolaca americana. Foto: Santos Lozano Palomeque.
Entre los paisajes característicos de muchas comarcas de la provincia de Cáceres encontramos las gargantas naturales en las cabeceras de los ríos, angostos valles fluviales con incalculable valor ecológico. También es destacable su valor turístico, que da vida a muchos pueblos durante el verano gracias a las piscinas naturales en ríos de aguas cristalinas, la arquitectura popular, los paisajes abruptos y los valores culturales y etnográficos distintivos de cada comarca. Estas gargantas se salvaron de las plantaciones de pinos y eucaliptos por ser hábitats de difícil acceso, demasiado húmedos, y por eso aún conservamos su extraordinaria riqueza botánica en forma de bosques riparios: alisedas, fresnedas o saucedas, que en intensa competencia por el espacio habitan una franja próxima a estrechos ríos de aguas sin contaminar. Un sotobosque arbustivo de especies como el arraclán o el durillo enriquecen estos hábitats, donde encontraremos además muchas especies de herbáceas de alto interés pertenecientes a familias como amarillidaceae, araceae, aristolochiaceae, asparagaceae, asteraceae, boraginaceae, brassiceae, campanulaceae, caryophyllaceae, cistaceae, cucurbitaceae, dioscoraceae, drosophyllaceae, fabaceae, gentianaceae, geraniaceae, hypericaceae, iridaceae, labiatae, lamiaceae, liliaceae, linaceae, malvaceae, orchidaceae, orobanchaceae, plantaginaceae, poligonaceae, primilaceae, ranunculaceae, rosaceae, rubiaceae, scrophulariaceae, solanaceae, y violaceae.
Las gargantas de las cabeceras de los ríos están llenas de endemismos, o especies relícticas, como acebos, loros o tejos y otras de interés como madroños, arraclanes, labiérnagos o aladiernos. Junto a los bosques riparios tenemos retazos de hábitats mediterráneos, que según la orientación y altitud pueden ser robledales, alcornocal-madroñal, o brezales oromediterráneos.
La vegetación cascofítica, especies que viven en las fisuras completan los hábitats de interés comunitario que encontramos en estas gargantas. La riqueza botánica se debe a las diferencias en la altitud y al número reducido de horas de sol de estos estrechos valles.
La comunidad ornítica en estas gargantas también es extraordinaria: solamente en passeriformes hemos realizado un estudio que ha identificado la presencia de 89 especies, la mayoría forestales. Algunas de las especies más raras que podemos ver o escuchar son camachuelo, pájaro moscón, escribano palustre, nival, cerillo u hortelano, curruca mirlona, carricerín real, zorzal real, zorzal alirrojo, piquituerto común y pechiazul entre otras.
Las plantas invasoras
Los hábitats de las cabeceras de los ríos tienen actualmente una amenaza muy seria que pone en riesgo el patrimonio de las gargantas y es la progresiva intrusión de especies vegetales invasoras que están entrando desde Portugal, colonizan estas gargantas, y si no se pone remedio, en pocos años tendremos un problema muy serio. El camalote, fue ignorado durante años, hasta que ya no fue posible poner freno a su invasión, y eso es lo que pretendemos evitar en zonas de alto valor de Extremadura. Según las investigaciones que se han llevado a cabo, varias especies de plantas invasoras están colonizando húmedos de alto valor, y cuando lo consiguen, proliferan en densidades altísimas, desplazando a las especies autóctonas y alterando gravemente el ecosistema. Destacamos que, si bien las plantas invasoras suponen un problema global, lo cierto es que en lugares con menor riqueza en endemismos vegetales la amenaza no es tan seria. Es decir, hay muchas plantas invasoras ruderales cuyo hábitat son terrenos degradados, compitiendo con especies de menor interés. Las que abordamos en este estudio son especies invasoras que compiten con las especies vegetales que se encuentran en las zonas de mayor biodiversidad e interés botánico de Extremadura.
Respecto a la protección frente a las especies invasoras, hay una legislación que trata de proteger los ecosistemas de estas plantas, pero es aún muy insuficiente, y también un catálogo nacional que se ha revisado. Las especies que aparecen en el catálogo no son especialmente competidoras de las plantas del bosque mediterráneo y por eso nos hemos centrado en las que de una forma práctica vemos que son una seria amenaza.
Especies más peligrosas
Consideramos que las dos especies que son las más peligrosas, pero a la vez es todavía fáciles de erradicar o controlar, pues su distribución es aún limitada, son Acacia dealbeata y Phytolacca americana. Son especies adaptadas muy bien a hábitats umbrosos y húmedos, donde no pueden llegar otras especies introducidas como pinos y eucaliptos, y están actualmente ocupados por especies vegetales de mucho interés, muchas de ellas endémicas. Estas especies invasoras están llegando a algunos de los ecosistemas más importantes de Extremadura y es por lo tanto importante actuar para su erradicación.
Focos localizados
Si bien existen focos en otros lugares de Extremadura, cuatro zonas se conforman como las más afectadas, que a la vez coinciden con las de mayor importancia en biodiversidad vegetal, pues son las cabeceras de ríos en valles de gran valor ecológico. En estas zonas tenemos un valor patrimonial y turístico del mayor nivel.
Acacia dealbata
Fuentes del Gévora alto: Alcorneo, Jola, La Codosera, La Rabaza y Monfortinho.
Valle del Alagón y Sierra de Gata: Acebo, Villasbuenas de Gata y Talayuela.
Phytolacca americana
Fuentes del Gévora alto: Valencia de Alcántara, Jola, La Fontañera y La Codosera.
Valle del Alagón y Sierra de Gata: Coria, Galisteo, Perales del Puerto, Gata, Cadalso, Valverde del Fresno, Villasbuenas de Gata y Torre de D. Miguel.
Valle del Jerte: Valdastillas Casas del Castañar, Navaconcejo, Cabezuela del Valle y Jerte.
Valle del Tiétar: Jaraiz de la Vera, Jarandilla de la Vera, Losar de la Vera, Villanueva de la Vera, Madrigal de la Vera, Talayuela y Acebo.
En el primer número de la revista NaturaliaExtremadura, se ofrecerá un detallado informe sobre este importante tema.
Santos Lozano Palomeque
Carmen Escobero Jarones