Águila Perdicera. Foto: Manuel Calderón Carrasco (FONDENEX). |
Ánade Real. Foto: Manuel Calderón Carrasco (FONDENEX). |
Es un proyecto que afecta negativamente a especies protegidas.
Supone un peligro, no sólo para las aves, sino para los pilotos y hasta para los habitantes de Alange.
Estamos en una región donde los proyectos pintorescos afloran periódicamente. Si antaño se quisieron hacer corridas de toros en el mal llamado “anfiteatro” e inundar el hipódromo romano de Mérida para batallas navales; si también se quisieron poner grandes molinos de viento en las montañas del Jerte y La Vera; si se quiso hormigonar el río Guadiana a su paso por Mérida y Badajoz… ahora se quiere poner un “hidroaeródromo” en el embalse de Alange. Es decir, se quiere habilitar una zona del mismo para que puedan aterrizar y despegar hidroaviones.
En opinión de FONDENEX, esto es un completo disparate, un proyecto, no sólo absurdo, sino lesivo para la conservación de nuestra avifauna (fundamentalmente) y peligroso para la integridad física de los pilotos y acompañantes y hasta para los habitantes de Alange.
FONDENEX no se explica como el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (vaya nombrecitos que se les ocurre…), de la “ecologista” Teresa Ribera, ha podido autorizar este bodrio, cuya “Declaración de Impacto Ambiental” se publicó en el BOE el pasado 31 de julio de 2023.
El embalse de Alange (que no pantano), forma parte de la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) denominada “Sierras Centrales de Badajoz y Embalse de Alange”, integrada en la Red Natura 2000, por lo tanto un espacio natural protegido reconocido por la Unión Europea.
Ya en 1988 diversas entidades conservacionistas se opusieron a la ubicación de un campo de tiro para el Ejército del Aire en Anchuras, provincia de Ciudad Real, pero lindando con Extremadura y en concreto con esa maravilla de la Naturaleza que son Las Villuercas (Los Ibores y La Jara).
Uno de los argumentos principales para evitar que Anchuras se convirtiera en un polígono de tiro fue la alta posibilidad de choque de los aviones con las aves. Efectivamente no estamos hablando de reactores, sino de aviones de hélice, concretamente, y según la DIA, del modelo TECNAM P9092. Estos aviones, pueden pesar hasta 550 kgs, tienen un techo de hasta 4.500 metros y alcanzan una velocidad de casi 300 km/h.
Pero el embalse de Alange y su entorno tienen una riquísima y variada comunidad de aves: miles de anátidas como invernantes y en migración; grandes bandos de grullas; abundantes buitres leonados; águilas perdiceras, reales y alimoches; cigüeñas blancas (muchas) y negras; etc… Y todas estas aves, son un peligro potencial para los aviones, porque a casi 300 km/h en días de visibilidad óptima, son segundos los que pueden separar a uno de estos aparatos de una colisión mortal, para el ave y para los ocupantes del avión. No digamos si la visibilidad no es tan buena…
Un Buitre Leonado puede pesar entre ocho y diez kilos y tiene unos dos metros y medio de envergadura: una colisión con una TECNAM 92 supondría la desintegración del aparato, y el área de campeo de los buitres… es la misma que la de los aviones en sus maniobras de aproximación, aterrizaje y despegue. Estas avionetas no despegan como los helicópteros, en vertical, sino que necesitan unos pasillos para “amerizar” y elevarse, y esos pasillos, al igual que las zonas de maniobras, son el espacio que ocupan las aves.
Pero vamos a aves más pequeñas, por ejemplo un Ánade Real, muy frecuente en el embalse de Alange. El impacto de una de estas aves de un kilogramo de peso contra un reactor a 800 Km/hora, es superior al de un proyectil antiaéreo de 30 mm, y el de un buitre “equivale al choque del avión contra una masa de 100 toneladas” (Comandante Yossi Leshem, Ejército del Aire de Israel). En este país, estaba prohibido que los aviones militares entraran en zonas de alta densidad de buitres. Modifíquense los 800 kms/hora del reactor por los 300 km/h de los hidroaviones con los que se quiere operar en Alange…y el resultado sigue siendo pavoroso. Hay que considerar como de alto riesgo todas aquellas aves existentes en la zona que superen el kilo de peso, ánades reales, milanos, ratoneros, halcones peregrinos, cuervos o sisones, pasando por los 2 a 5 kgs de cormoranes, cigüeñas, alimoches, águilas y grullas, a los 8 – 10 de buitres.
Y hay dos aspectos finales a considerar: las molestias ocasionadas por los hidroaviones, no sólo en las áreas de cría próximas, algunas especies a unos pocos centenares de metros, sino en sus zonas de campeo (busca de comida) y las áreas de alimentación.
Por último, alegan los promotores de este “hidroaeropuerto” que lo sitúan cerca del casco urbano porque allí es donde se molesta menos a las aves. Por un lado admiten que existen molestias, pero claro, cuanto más cerca de la población, más posibilidades de que en caso de accidente, producido a no por un choque contra un aves, el avión se precipite sobre las casas.
Juan Antonio Rodríguez Pulido
Vocal de FONDENEX.
Experto en aves rapaces. Natural de Alange.