Amanecer en la sierra de San Pedro. Foto Santos Lozano Palomeque.
La sierra de San Pedro forma parte de las sierras centrales de Extremadura, originándose cerca del Puerto de Las Herrerías, en Alcuéscar, donde termina la Sierra de Montánchez y acabando en la frontera de Portugal, cuya prolongación natural es la Sierra de San Mamede. Geográficamente pertenece a los Montes de Toledo. Su superficie es de casi 116.000 hectáreas y separa las cuencas de los ríos Tajo, al norte, y Guadiana, al sur.
La sierra de San Pedro es un magnífico exponente del bosque y matorral mediterráneos, con espesuras donde sólo los jabalíes y venados pueden penetrar, con dehesas que proporcionan alimento a multitud de mamíferos y aves silvestres y con ovejas, cabras, cerdos ibéricos y vacas que mantienen un equilibrio ejemplar con la vida salvaje. Junto con Monfragüe y Las Villuercas, los mejores exponentes a nivel mundial de este ecosistema.
El gran tesoro de la sierra de San Pedro es su comunidad de vertebrados. Águilas imperiales, buitres negros, linces y hasta lobos, se mueven por sus imponentes umbrías, con decenas de kilómetros sin ver una construcción humana, con antiguas carreteras perfectamente integradas en el paisaje y con cortijos, sobrios, pero imponentes, así como dos de los castillos mas bellos de Extremadura, el de Piedrabuena y el de Azagala (mirar desde ellos a la sierra de San Pedro, es una de las experiencias visuales más bella que una persona puede tener en su vida).
La caza mayor, con sus soberbios venados y sus fieros jabalíes, es una actividad fundamental de las fincas, que ha proporcionado páginas de gloria para famosos monteros y… carroña para buitres leonados, negros, alimoches, etcétera. En la sierra de San Pedro hubo hasta cabras monteses (siglo XIII) e incluso ¡osos! (1350).
A principios del siglo XX este impresionante ecosistema estaba en un magnífico estado de conservación. Pero en los años cincuenta y sesenta empezó la alteración de estos parajes: manchas descuajadas, plantaciones de eucaliptos, construcción de presas, carreteras que eran un insulto para la vista, tendidos eléctricos, cebos envenenados, prácticas cinegéticas abusivas y desordenadas, vallados cinegéticos, cercados con espinos, etcétera… La sierra de San Pedro empezó un lento declive, para consternación, no sólo de los naturalistas, sino también de los monteros tradicionales y los ganaderos de toda la vida.
Conservar la sierra de San Pedro no ha sido una labor fácil, sino muy difícil. A la gran superficie de esta serranía, se unía el difícil acceso a sierras, valles y dehesas.
No hubo nunca un proyecto unitario de conservación para la sierra de San Pedro, pues esto era imposible, pero desde 1978 se realizaron distintas y variadas actuaciones que repercutieron, al final, en la conservación de este enclave privilegiado: conservación de lo que hoy es el Parque Natural del Río Tajo Internacional, que era la zona noroccidental de la Sierra de San Pedro; acciones para la conservación del Águila Imperial Ibérica, cuyo núcleo principal en Extremadura se encuentra en estas sierras; paralización o modificación de carreteras y caminos; adaptación de tendidos eléctricos; fin del uso de cebos envenenados; prohibición de trabajos forestales en áreas sensibles de cría de especies protegidas; paralización de proyectos de presas; modificaron de fechas de monterías, para que no interfirieran con la cría de las grandes rapaces, etc…
En la actualidad la sierra de San Pedro está declarada ZIR (Zona de Interés Regional), ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), con una superficie de 115.032 hectáreas.
Hemos creído conveniente esta introducción para que se comprenda el nuevo y gran peligro que se cierne sobre la sierra de San Pedro: la empresa Fotowatio Renewable Ventures Servicios España, S.L., pretende instalar un gran parque eólico en el mismo límite de la ZEPA y ZEC (Zona de Especial Conservación) Sierra de San Pedro y que afectaría también a la ZEC Corredor del Lácara.
El proyecto pretende instalar 23 aerogeneradores Vestas, con una potencia instalada de 103´5 MW y construir una línea eléctrica de 400 KV, con una longitud de casi 17 kilómetros. La altura de cada aerogenerador se sitúa entre 115 y 125 metros y el diámetro de los rotores sería de 163 metros. Los aerogeneradores, en la alternativa 1, estarían a 1.083 metros del espacio protegido; en la alternativa 2, a 1.154 metros y en la 3, sólo a 40 metros. Si se considera la catalogación de la sierra de San Pedro como IBA (Área Importante para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad), todos los aerogeneradores estarían dentro.
El proyecto afecta a los planes de recuperación de especies en peligro de extinción, como el Águila Imperial, el Águila Perdicera, el Buitre Negro, la Cigüeña Negra y el Lince Ibérico, siendo las tres alternativas presentadas invasoras de sus respectivos hábitats.
El impacto de este proyecto se puede resumir en los siguientes puntos:
- Impacto de las obras de construcción, ya que se tendrán que realizar grandes movimientos de tierras y construir varios kilómetros de nuevos caminos.
- Impacto visual sobre el paisaje, uno de los grandes valores de la sierra de San Pedro: piénsese en las dimensiones de estos “molinos de viento”, con más de 100 metros de altura y más de 160 metros de longitud de las palas.
- Impacto visual del tendido eléctrico a construir.
- Destrucción de la vegetación para instalar los aerogeneradores y el consiguiente efecto erosivo sobre el suelo.
- Impacto sonoro de los aerogeneradores al girar sus aspas, no sólo sobre la fauna, sino también sobre las personas.
- Colisión de las aves contra las aspas, hecho perfectamente documentado en otros parques de estas características.
- Colisión de las aves contra el tendido eléctrico de evacuación de la energía.
- Molestias producidas por el personal y vehículos de mantenimiento a la fauna.
Es por todo lo expuesto y porque el proyecto incumple claramente la legislación de la Comunidad Autónoma de Extremadura, del Reino de España y de la Unión Europea en materia de protección de hábitats naturales y conservación de la fauna, no siendo posible aplicar medidas preventivas y correctoras eficaces, por lo que FONDENEX ha solicitado a la Junta de Extremadura un rápido posicionamiento en contra del proyecto.
Manuel Calderón Carrasco
Ornitólogo. Secretario General de FONDENEX.