Foto: Ángel Rodríguez Martín.
Una y otra vez, por parte de algunas asociaciones ecologistas, se solicita la prohibición de la caza en terrenos del Parque Nacional de Monfragüe y la no utilización de rehalas en las mismas.
FONDENEX ya ha expresado en varias ocasiones su posicionamiento en este tema: a favor de la caza mayor como control en caso de superpoblación de ciervos y jabalíes, tanto en terrenos públicos como privados, y, como consecuencia, también a favor de la utilización de rehalas o recovas (término más extremeño) en estas acciones cinegéticas. Realizar una montería sin perros es como querer que un vehículo circule sin neumáticos: imposible. Sólo el desconocimiento de estas prácticas, declaradas “Bien de Interés Cultural” con carácter de patrimonio cultural inmaterial (Decreto 84/2022 de 28 de junio), puede explicar que se expresen tamaños errores.
FONDENEX seguirá apoyando a la Junta de Extremadura en este tema, porque creemos que es un beneficio para la adecuada conservación del equilibrio ecológico en Monfragüe, espacio en el que se desarrollan monterías organizadas con perros desde hace, al menos, más de un siglo, sin que ello haya interferido en la conservación de la rica y excepcional biocenosis del parque, y, hasta por el contrario, la haya beneficiado, al aportar muchas reses muertas no recogidas, para alimento de buitres negros, leonados, alimoches e incluso águilas imperiales, y hasta la década de los sesenta, del mítico Lobo, especie muy carroñera, y que a la vez servía para evitar un exceso de número de venados y cochinos, eliminando sobre todo a los más débiles y peor dotados.
Pero no se puede “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”. Si lo más importante para la conservación del patrimonio natural de Monfragüe es sólo hablar de la caza mayor (que no es el caso, sino que es el control de especies dañinas para la fauna y la vegetación, sobre todo las especies endémicas ), se está en un camino totalmente equivocado.
Monfragüe tiene problemas mucho más importantes y que FONDENEX ha puesto en conocimiento de la Junta de Extremadura:
- División de competencias, fundamentalmente, entre tres consejerías dentro de los límites del parque. Por un lado tenemos la Consejería de Agricultura, responsable de los espacios naturales protegidos, de las evaluaciones de impacto ambiental y de la contaminación del medio ambiente, y por otro, la Consejería de Gestión Forestal, cuyo ámbito de actuación afecta a la caza y pesca, a los bosques y a la prevención de incendios. Y también la de Hacienda…
Hasta hace muy poco, por ejemplo, la dirección del parque dependía de una consejería, la de Agricultura, mientras que la guardería, de otra, la de Gestión Forestal, de tal forma que la directora sólo “mandaba” en cuatro personas: un Jefe de Negociado de Información y Atención Pública, el Capataz Forestal, una veterinaria y un auxiliar.
Pero cuatro técnicos del GPEX (que dependen de la Consejería de Hacienda), dos capataces del parque, otras 25 personas de los centros del GPEX, cuatro de mantenimiento, de una empresa privada, tres vigilantes del Gobierno del Estado y 24 agentes de la Consejería de Gestión Forestal, no eran subordinados de la Dirección.
¿Se ha producido ya la cesión de competencias que se nos aseguró que se iba a hacer para unificar competencias?
Es decir, el Parque Nacional de Monfragüe depende de cuatro estamentos, tres consejerías de la Junta de Extremadura y el Gobierno de la Nación. Una “torre de Babel”, administrativamente hablando. - Falta de vigilancia y desmotivación de la guardería. No hace mucho, hemos acompañado a una serie de científicos por el parque de Monfragüe, ¡durante dos días!… sin ver un solo guarda. Esto era impensable hasta hace muy pocos años. Ello facilita no sólo la caza furtiva, la alteración de hábitats sensibles o la agresión directa a especies amenazadas, sino la generación de incendios. Y la impresión que se da, bochornosa.
- Aplicación de fondos europeos para la conservación de la Naturaleza. Monfragüe no es sólo un ecosistema de bosque y matorral mediterráneos, cuya principal finalidad es conservar el hábitat de cría de muchas especies protegidas. Es área de campeo y alimentación de decenas de aves, fundamentalmente, que utilizan las dehesas del parque. Y en estas dehesas se desarrolla una actividad agrícola, y sobre todo ganadera, que hace que deban, no sólo coexistir, sino complementarse y apoyarse con la conservación de la fauna. Para ello, la Unión Europea prevé unos fondos para mejora, no sólo de los ecosistemas naturales, sino, y esto es importantísimo, del mundo rural y de las personas que heroicamente lo habitan. En Monfragüe no se aprovechan como se debiera.
- Contaminación ambiental. El hecho de ser el Tajo una sucesión de embalses, hace que sus aguas tengan una escasa capacidad de autodepuración y que el nivel de eutrofización de las mismas sea elevado, con lo que ello conlleva de disminución de la calidad del medio acuático: plaguicidas de diversos orígenes, agua caliente de la CNA, vertidos orgánicos, llegan al embalse de Torrejón, corazón del parque. La Confederación Hidrográfica del Tajo, siempre ha estado ausente.
Por lo tanto, incídase en una buena gestión UNITARIA, dispóngase de una guardería suficiente, así como de técnicos, con medios y bien incentivados, desarróllense todos los mecanismos de ayuda comunitaria para los habitantes del entorno del parque y analícense las causas y orígenes de la contaminación de las aguas. Así, se estará luchando por el futuro del parque y su entorno.
Engancharse al palo de la noria de reducir el problema de Monfragüe a la caza controlada de especies con superpoblación, es como si un pasajero del Titanic protestara, mientras se hundía, porque no le habían traído el aperitivo…