Últimamente, diversos entes políticos y económicos se han manifestado públicamente a favor de la continuidad del funcionamiento de la planta atómica de Almaraz. Sus argumentos se refieren únicamente a la posible recesión de la economía y a la despoblación de la comarca, pero jamás lo han hecho con respecto a la salud de sus habitantes ni al problema de los residuos radiactivos. Vamos a dar una razón contundente que demuestra que una central nuclear no frena el abandono del mundo rural.
Comarca del Campo Arañuelo: la forman 20 pueblos, a los que se han incorporado recientemente Tiétar, Pueblonuevo de Miramontes y Rosalejo (que eran dependientes de Talayuela), que en 1960 tenían una población de 33.587 hab. En 1970, ya con el inicio inminente de las obras de la CNA, 29.429, es decir, 4.158 menos. En 2021, después de casi 50 años de funcionamiento de esta instalación, la población del Campo Arañuelo era de 34.431, es decir, algo superior, pero poco, a la de 1960.
De todas las localidades de la comarca, sólo cuatro han incrementado sus habitantes: Navalmoral, Almaraz, Saucedilla y Talayuela. Esta última, con un crecimiento que obedece claramente a los cultivos de tabaco: en 1960 tenía 2.346 habitantes. En 1970, 6.008 y en 2.021, 7.253. Pero en 2011 el censo era de 9.224: es decir, a pesar de los cultivos intensivos y la CNA, ha perdido una parte importante de su población, casi 2.000 vecinos.
Navalmoral de la Mata: 1960 (9.060 hab.); 1970 (10.087). Se observa un mantenimiento de la población, sin influencia todavía del proyecto atómico. En1981, el censo aumenta hasta las 13.208 personas (años de construcción de la CNA), incrementándose hasta 17.266 en 2011. Desde entonces se estabiliza y en 2021, a pesar de la CNA, el balance ya es negativo, con 17.045.
Almaraz: en 1960 tenía 2.009 habitantes. En 1970, 1.001, llegando a 1.700 en 2021, con la central a pleno funcionamiento, pero a pesar de ello, lejos de las cifras de 1960.
Saucedilla: en 1960, 826 vecinos. 1970, 384 y 2021, 867, es decir, con la población prácticamente recuperada. Pero en este caso, no hay que olvidar el incremento debido a la emigración, sobre todo desde el norte de África, por un lado, y por otro, dos industrias importantes locales, no relacionadas con la CNA, y, por supuesto, los regadíos.
El resto de pueblos del Campo Arañuelo, a pesar de la CNA, han perdido población. Veamos: Belvís de Monroy (1941, en 1960; 863, en 1970 y 745, en 2021); Berrocalejo (842; 275 y 104); Bohonar de Ibor (1.526; 1.017 y 489); Casas de Miravete (708; 522 y 128); Casatejada (2.342; 1.761 y 1.342); El Gordo (1.450; 534 y 384); Higuera de Albalat (472; 276 y 106); Majadas de Tiétar (1.443; 1.340 y 1.338); Mesas de Ibor (1.080; 473 y 162); Millanes (654; 527 y 256); Peraleda de la Mata (3.152; 1.944 y 1.398); Romangordo (684; 376 y 260); Serrejón (1.321; 830 y 406); Toril (482; 469 y 154); Valdecañas de Tajo (664; 465 y 113) y Valdehúncar (585; 277 y 181).
Estos 16 municipios pasaron de tener 11.949 vecinos en 1970 a 7.566 en 2021.
Por lo tanto, argumentar que si se cierra la CNA se va a perder uno de cada tres habitantes de la comarca, es una falacia. Funcionando la CNA, el censo es prácticamente igual al de 1960, y salvo las cuatro localidades citadas, el resto, desde 1970 a 2021, ha perdido el 37% de su población. Defensores de la planta atómica cacereña, busquen otras razones para pedir que siga funcionando, que esta no vale.
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Manuel Calderón Carrasco
Secretario General de FONDENEX. Graduado en Trabajo Social y experto en Demografía.