Tocar trompetas y clarines por su salida de <<especie en peligro de extinción>>, es una alegría insensata que evidencia, una vez más, la ignorancia y la irresponsabilidad de los políticos
Hemos asistido a la noticia que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) ha sacado al Lince Ibérico (Lynx pardellus) de la lista de <<especie en peligro de extinción>> a la de <<vulnerable>>. En <<cristiano>>, el precioso felino, llamado también <<Gato Clavo y Lobo Cerval>>, en terminología médica, ha pasado de la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), a la planta, en teoría con pronóstico reservado, es decir, que no hay seguridad de lo que va a pasar con la evolución del paciente , en este caso nuestro maravilloso Lince.
En la segunda mitad del siglo XIX, el Lince Ibérico existía en casi toda España, y Mariano de la Paz Graells, de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales situaba esta especie hasta en Palencia y Asturias, pero con predominio en el suroeste peninsular. Pero ya a principios del siglo XX, Ángel Cabrera, el padre de la Mastozoología española, señalaba su extinción en el norte y este de España. Y en la década de los 60, el eminente Prof. Valverde, lo daba por extinguido en el norte y <<sólo en muy contados lugares del centro y mediodía puede considerarse abundante; tal vez en ninguno>>.
En 1960, el Lince Ibérico ocupaba 50.000 kms cuadrados; en 1990, unos 11.000, lo que corresponde al 2% del territorio de España, es decir, la reducción fue de un 80%. El Dr. Delibes de Castro, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en un libro editado por el Diario HOY en 1993, señalaba como causas de su desaparición del mapa español, las siguientes:
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Repoblaciones (con pinos y eucaliptos) e implantación de cultivos en sus hábitats naturales de bosque y matorral mediterráneos.
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Carreteras de nueva construcción.
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Urbanizaciones.
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Embalses en los valles donde vivían los linces.
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Por supuesto, la desaparición del conejo, su alimento fundamental.
A principios de los 90, el número de ejemplares de esta especie era de un millar en España (hoy, 2.000 según el MITECO), distribuidos en diez áreas, siendo la más importante en Extremadura la de Villuercas-Monfragüe, y en nuestra región la población se cifró en 250 individuos. Aparte de la mencionada, existían linces en sierra de Gata y Hurdes (100), en contacto con la población portuguesa de sierra de Malcata, sierra de San Pedro (50), y en el sur de Badajoz, lindando con Huelva (muy escasos).
Según la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, actualmente hay en nuestra comunidad unos 250 ejemplares (puede que algunos más). Es decir, estamos como en 1990, pero esto no es tranquilizador. Sigue siendo una población escasa, pero esto no es lo más preocupante. Lo que más desazón causa es el mismo motivo que en 1990 nos preocupaba a todos los que conocemos esta especie y su etología: la fragmentación y el progresivo aislamiento de sus poblaciones, como señalaba entonces el Dr. Delibes.
En una población tan escasa, existen pocas hembras reproductoras, y basta con que dos de ellas mueran en accidente de carretera o que un macho no se reproduzca durante varios años por la escasez de comida, para que el Lince desaparezca por completo de una comarca.
Como en tantas cosas de la vida, el número no es lo importante siempre. Se crían linces en cautividad, se liberan en la Naturaleza, los políticos y técnicos afines se hacen la foto, los medios de comunicación lo dan como gran noticia, incluso con titulares equívocos. Pero todo ello no asegura la conservación de la especie.
FONDENEX cree que la decisión de la UICN ha sido precipitada, y estimamos que no muy meditada. Ignoramos quienes son los responsables de la decisión y con quienes han consultado, pero creemos que mientras exista la fragmentación de las poblaciones y la escasez de conejos, ha sido una equivocación.
El paciente, el Lince, no ha debido salir de la UCI. Su pronóstico sigue siendo grave, y precisa de cuidados intensivos todavía. La Junta de Extremadura y su Director General de Sostenibilidad, en nuestra opinión deben convencer a la UICN para que esta especie siga como lo que es, EN PELIGRO DE EXTINCIÓN, porque cualquier causa inesperada, acabaría con ella.
Y un último detalle: si existen todavía linces, es por la labor que desde hace casi medio siglo desarrollan científicos independientes y entidades conservacionistas, muy a pesar de la Administración, central y autonómica, que ahora se ponen medallas, pero que son los culpables de la casi extinción de la especie.
Begoña Martín Costa
Bióloga y directiva de FONDENEX