El Ayuntamiento de Mérida, históricamente, ha sido uno de los más destructores del patrimonio natural y cultural. Sin diferencias de ideologías políticas: durante el franquismo, durante la transición, en plena democracia. Sin diferencias de partidos: UCD, PP, PSOE. Todos contra Mérida, su Naturaleza y su Historia. Recientemente, la Corporación Municipal, presidida por Antonio Rodríguez Osuna, del PSOE, ha entrado en el conjunto arqueológico e histórico – artístico de la capital de Extremadura como un elefante en una tienda de cristalería, rompiendo todo. Ha permitido la construcción de torretas metálicas e instalación de catenarias para el AVE adyacentes al acueducto romano de Los Milagros; ha derribado totalmente el convento del siglo XVI y una parte de su iglesia, de las monjas concepcionistas; ha arrasado el atrio de la basílica de Santa Eulalia, derribando su cerramiento, que tenía 100 años, para construir una plaza modernista; tiene en total abandono y casi ruina, la Real Lonja de la carne, que data del siglo XVI; no ha hecho nada para pedir la ampliación del parque natural de Cornalbo; se ha inhibido en la protección de una gasolinera representante excepcional de la arqueología industrial de la ciudad, que data de 1952; no ha apoyado la declaración como Bien de Interés Cultural (mueble) de un vehículo único en el mundo, el antiguo camión de bomberos Hispano Suiza, de 1935, propiedad del ayuntamiento, que se niega a revelar donde está…y en qué estado.
30 años a la CÁRCEL DE LOS ZARZALES.